Tratar, según la Real Academia Española, es procurar el logro de algún fin, pero para mí es un verbo carente de vida… ¡muerto!
Tan inexistente como la pipiota o yautía coco.
Tan muerto y putrefacto que no debería ser considerado un verbo, porque un verbo expresa una acción y cuando se trata de hacer algo no se hace nada… uno lo hace o no lo hace.
Si no me crees, intenta tocar la pantalla de tu ordenador.
¿La tocaste? ¿No la tocaste? ¿Te quedaste a medio camino?
Si alguien osara defender el difunto alegando que designa una acción a medio hacer, entonces que se quede él o ella utilizando esa palabra.
En lo que a mí respecta, no la necesito.
Esto es lo que pienso y digo (no lo que trato de decir):
Borremos esa palabra de nuestro vocabulario. Esta palabra nos ayuda a engañarnos a nosotros mismos y a dejar que nos engañen.
Por ejemplo, cuando el presidente de un país en vías de desarrollo (ver: del tercer mundo, subdesarrollado) enumera las medidas que se deben adoptar para “proteger a los distintos sectores de la vida nacional de los efectos devastadores del huracán económico que en estos momentos azota al mundo”, dice: trataremos de, nos proponemos a… pobre de los habitantes de esa nación.
Así mismo nos engañamos cuando decimos: “el lunes trataré de empezar la dieta”.
Nos mienten si nos responden: “Sí, sí… trataré de cambiar”.
Para dejar de usar el “verbo” tratar se deben cambiar algunas actitudes. Es necesario ser:
· Decidido, para tomar decisiones
· Emprendedor, para poner en marcha sus planes
· Definido, para discernir entre lo que va y no va a hacer
· Consciente, para reconocer sus competencias o atributos
· Elocuente, para expresarse correctamente
· Sensato, para proceder con serenidad e inteligencia
· Humilde, para aceptar sus limitantes
· Proactivo, para tener la iniciativa y tomar responsabilidad ante la vida
· Sincero, para actuar sin falsedad e hipocresía
· Responsable: para cumplir con lo que se ha prometido
Todo esto es lo que quiero ser. En cada momento tengo la oportunidad de elegir o no serlo. Soy una cosa o la otra, no me quedo en el medio.
Saquen sus propias conclusiones.
(¡Fíjense que les he dicho que la saquen no que intenten sacar!)
Tan inexistente como la pipiota o yautía coco.
Tan muerto y putrefacto que no debería ser considerado un verbo, porque un verbo expresa una acción y cuando se trata de hacer algo no se hace nada… uno lo hace o no lo hace.
Si no me crees, intenta tocar la pantalla de tu ordenador.
¿La tocaste? ¿No la tocaste? ¿Te quedaste a medio camino?
Si alguien osara defender el difunto alegando que designa una acción a medio hacer, entonces que se quede él o ella utilizando esa palabra.
En lo que a mí respecta, no la necesito.
Esto es lo que pienso y digo (no lo que trato de decir):
Borremos esa palabra de nuestro vocabulario. Esta palabra nos ayuda a engañarnos a nosotros mismos y a dejar que nos engañen.
Por ejemplo, cuando el presidente de un país en vías de desarrollo (ver: del tercer mundo, subdesarrollado) enumera las medidas que se deben adoptar para “proteger a los distintos sectores de la vida nacional de los efectos devastadores del huracán económico que en estos momentos azota al mundo”, dice: trataremos de, nos proponemos a… pobre de los habitantes de esa nación.
Así mismo nos engañamos cuando decimos: “el lunes trataré de empezar la dieta”.
Nos mienten si nos responden: “Sí, sí… trataré de cambiar”.
Para dejar de usar el “verbo” tratar se deben cambiar algunas actitudes. Es necesario ser:
· Decidido, para tomar decisiones
· Emprendedor, para poner en marcha sus planes
· Definido, para discernir entre lo que va y no va a hacer
· Consciente, para reconocer sus competencias o atributos
· Elocuente, para expresarse correctamente
· Sensato, para proceder con serenidad e inteligencia
· Humilde, para aceptar sus limitantes
· Proactivo, para tener la iniciativa y tomar responsabilidad ante la vida
· Sincero, para actuar sin falsedad e hipocresía
· Responsable: para cumplir con lo que se ha prometido
Todo esto es lo que quiero ser. En cada momento tengo la oportunidad de elegir o no serlo. Soy una cosa o la otra, no me quedo en el medio.
Saquen sus propias conclusiones.
(¡Fíjense que les he dicho que la saquen no que intenten sacar!)
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Samuel Abreu