No he planificado las cosas más memorables que me han sucedido. Pensaba que eran obra de la casualidad y del azar; ahora, en cambio, estoy convencida de que el Universo está organizado.
Por eso ya no planeo igual. Al pensar en las metas que quiero alcanzar, los miedos que quiero vencer, las actitudes que deseo mejorar y las personas a las que deseo conservar… busqué ayuda.
Le escribí mi deseo a un amigo: tú que conoces mis necesidades antes de que surjan, que lo sabes todo y que me has confiado tus talentos; quiero que seas el que llene mi agenda, guíe mi corazón para parecerme más a ti… quiero que seas tú, Señor, el que agarre el timón.
Comentarios