Con martillo de escalada en mano, ropa de abrigo pero cómoda para realizar ciertos movimientos, mosqueta, arnés, cuerdas y unas buenas botas estarás casi listo para empezar la aventura.
Tiene varios nombres debido al área donde se practica: se le llama montañismo a la escalada hecha en cualquier lugar; alpinismo si es en los Alpes y andinismo si es en los Andes.
Este deporte requiere de gran control mental, el equipo adecuado, mucha precaución y, sobre todo, excelente orientación profesional. A primera vista puede parecer una actividad suicida. Pero en realidad se trata de un deporte realizado bajo condiciones difíciles y que se presta a la competencia.
Escalar tiene sus especialidades como escalada libre, artificial, altura, hielo, cascadas de hielo, big wall, y otras. Cada una de ellas posee un aprendizaje específico y un equipamiento diseñado para tal fin.
Quienes han escalado se sienten más artistas que deportistas a la hora de describir lo que han sentido, pues entienden a las montañas como grandes esculturas a las cuales modelan sacándoles sus secretos.
Dicen que allá arriba las vivencias más fuertes son compartidas con amigos sin necesidad de ostentar voluptuosos curriculums y que hay tiempo para sacar fotos a los insectos, primeros planos a sonrisas de pobladores o charlas sobre sus experiencias y sentimientos.
Algo divino debe producirse cuando se escala. Debe ser por esto que el australiano Warren McDonald sigue escalando a pesar de haber perdido sus piernas en un intento por llegar a la cima del monte Bowen, en Australia. Ya recuperado y valiéndose de dos prótesis escaló el Monte Cradle, en Tasmania, el Federation Peak y el majestuoso Monte Kilimanjaro en Tanzania.
Sin dudas, es la satisfacción de llegar a la cima es lo que hace tan atractivo este deporte.
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