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Expediciones del 14 y 20 de junio del 1959: antecedentes, sucesos y consecuencias

Expediciones del 14 y 20 de junio del 1959: antecedentes, sucesos y consecuencias

Introducción

En las próximas páginas conoceremos las fructíferas Expediciones de Junio de 1959.

En el primer capítulo estudiaremos los antecedentes de las expediciones: el contexto inmediato de la época como causa de estas manifestaciones de lucha contra la tiranía trujillista.

El segundo capítulo contiene la descripción y narración del nacimiento de la gesta del movimiento conspirativo, los acontecimientos de las expediciones del 14 y 20 de Junio del 1959, los protagonistas que dieron vida a los sucesos y el desenlace de los hechos.

Las consecuencias y los hallazgos de las expediciones están contenidas en el capítulo tercero.

Planteamiento

Conocer nuestra historia es tan vital como es conocer nuestro presente. En el grado en que podamos conocer y comprender las motivaciones, las necesidades y las inquietudes que brotaron desde dentro de los héroes del `59 y la forma en que de alguna manera lograron sus objetivos, en ese mismo grado podremos asimilar y entender nuestras necesidades y valores cívicos, así como nuestro deber con la patria y la conservación de la democracia.

Objetivos

Objetivo general:

Conocer los antecedentes, sucesos y consecuencias de las Expediciones del 14 y 20 de junio del 1959.

Objetivos específicos:

1.         Describir el contexto socio-político que dio lugar a las Expediciones del 14 y 20 de Junio del 1959.

2.         Conocer los protagonistas, preparativos y desenlace de las Expediciones.

3.         Identificar las consecuencias y los logros de las Expediciones del 14 y 20 de Junio del 1959.

Marco teórico

¿Dictadura?

Durante una entrevista con Ignacio Ramonet (director del prestigioso periódico francés Le Monde), Fidel Castro se expresó sobre lo que pensaba de quienes lo llaman dictador.   Es de nuestro interés conocer el concepto de dictador que tiene Castro, quien fue una importante pieza en el rompecabezas de las expediciones. Dijo: (…) Lo de “dictador” tampoco me lo explico. ¿Qué es un dictador? Es alguien que toma decisiones arbitrarias, unipersonales, que actúa por encima de las instituciones, por encima de las leyes, que no tiene otro control que sus caprichos o su voluntad (…) Bush puede tomar decisiones terribles sin consultar con nadie, puede incluso desatar una guerra nuclear sin consultar con el Senado, ni consultar la Cámara de Representantes, ni siquiera su gabinete (…) Cualquier presidente norteamericano tiene más posibilidades de dictar órdenes, y órdenes decisivas y dramáticas, que yo.

La Real Academia Española define dictadura como la dignidad y cargo de dictador; como un gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país; y como un gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente.

Según la Enciclopedia Británica, una dictadura es una forma de gobierno en la cual una persona o un grupo limitado poseen el poder absoluto sin limitaciones constitucionales efectivas. (“form of government in which one person or a small group possesses absolute power without effective constitutional limitations”).

Formas de oposición

Está comprobado que los pueblos sometidos a esta forma de gobierno buscan la forma de deshacerse de él. Hay quienes se ven obligados a refugiarse en el exilio para evitar las represiones.

Otros ponen sus esperanzas en la posibilidad de derrocar al dictador. Algunos corren con la suerte de tener aliados dentro y fuera de su país.

Hemos estudiado casos en los que combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte" formando grupos de guerrilleros.

Hay casos en los que en vez de enfrentar al tirano desde adentro, los dolientes deben hacerlo como lo hicieron nuestro héroes del `59: desde afuera hacia dentro con o sin enlaces internos en el país sometido.

 

En el caso particular de los expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo es el último: sin enlaces o ayuda.

En el momento de buscar cohesión, voluntarios y aliados, los organizadores de las expediciones se encontraron con personas que tenían el criterio de que la lucha contra Trujillo había que desarrollarla dentro del país, que la liberación no podía llegar desde fuera sino desde dentro, corriendo todos los riesgos, debido a que el nivel de conciencia de las masas campesinas y trabajadoras era muy bajo y estaban bajo la influencia trujillista, lo que haría imposible la colaboración con los expedicionarios.

Estamos seguras de que todos los organizadores estaban conscientes de esta realidad y de las posibilidades de éxito que tenían. Aún así, con toda determinación y valentía, llevaron a cabo la hazaña con la esperanza de triunfar, tal vez con la sensata idea, no de derrocar a Trujillo, sino de provocar una fisura en su régimen, de despertar las conciencias dominicanas, y de ayudar a vencer el miedo que en sus corazones había sembrado el dictador, como ya lo habían iniciado las expediciones de Cayo Confites y Luperón.

Las investigaciones acerca de las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo han sido documentadas por varios autores. En su obra Movimiento 14 de Junio: Historia y Documentos, Tony Rafúl engloba todo lo relacionado con las expediciones, así como su resultado más importante: el Movimiento 14 de Junio. Es esta obra el pilar fundamental para la recopilación de esta investigación.

Para tener claro el contexto de la época, escogimos a los historiadores Frank Moya Pons y Roberto Cassá

Expediciones del 14 y 20 de junio del 1959: antecedentes, sucesos y consecuencias

Capítulo I: contexto socio-político originario de las expediciones

Puerto Plata: la cuna del antitrujillismo

El primer asesinato de la Era de Trujillo en el año 1930, sucedió en Sosúa, Puerto Plata; lo fue el agricultor José Joaquín Pelegrín (a) Culula.

A lo largo de la dictadura de Trujillo, la ciudad de Puerto Plata era reconocida como arquetipo de la disidencia. Por esto las expediciones desde el exterior procuraban desembarcar en sus cercanías. No fue casual que la única incursión contra Trujillo antes de 1959 se hiciera en la provincia, por Luperón, el 19 de junio de 1949, en base a acuerdos con la organización clandestina denominada Frente Interno, que tenía su principal base en Puerto Plata.

En esa ocasión, víctimas de un agente provocador, fueron detectados los dos jefes puertoplateños del Frente Interno, Fernando Suárez y Fernando Spignolio, quienes perecieron después de ser cercados y haber ofrecido heroica resistencia durante toda una noche. En los días subsiguientes, más de veinte de los conjurados fueron asesinados. Un golpe tan demoledor impidió que volvieran a formarse grupos organizados en la ciudad, pero el descontento generalizado se mantenía incólume.

Trujillo reaccionó ante la hostilidad puertoplateña castigando a la ciudad, la cual quedó en un excepcional estado de abandono, casi comparable a los de Monte Cristy y Sánchez. Los importadores eran presionados para que utilizaran los servicios navieros del dictador, que se llevaban a cabo a través de la capital. Por eso, fue desmantelado el Ferrocarril Central y dejaron de llegar al puerto varias líneas de buques, desapareciendo las empresas consignatarias o trasladándose a Santo Domingo.

Puerto Plata, empero, seguía considerada "ciudad industrial" por la existencia de unas pocas empresas, como Brugal y Co., la Fábrica Nacional de Fósforos de la familia Ariza, una fábrica de pastas propiedad de norteamericanos y luego la Chocolatera Industrial. Pero, en el fondo, la clase burguesa había sido minimizada a causa de haber sido duramente agredida por Trujillo, que se había apropiado de amplios patrimonios, como fue escandaloso con los de la familia Batlle.

La situación era tan especial que la burguesía tenía una posición generalizadamente antitrujillista. El origen de esa actitud es previo a la agresión económica del régimen, y su magnitud inusual se explica precisamente por dicha posición, que cabe situar en parámetros de identidad social, en lo que seguramente intervenían los conceptos sobre la "sociedad de primera." Por supuesto, al igual que en todas partes, los burgueses tenían que simular adscripción al régimen, aunque este no se preocupaba en especial de situarlos en posiciones  del aparato público en Puerto Plata.

 Pese a tal unanimidad opositora y a tantas agresiones del tirano, la porción prestigiosa de la burguesía se había retraído de toda forma de acción, en virtud de un conservadurismo consustancial, entendible tanto desde el punto de vista de los criterios políticos como de la cautela extrema ante el régimen y ante cualquier acto sedicioso. Así las cosas, el tirano ni se preocupó por estorbar las actividades del Club del Comercio, foco de la "sociedad de primera", que en Puerto Plata tenía uno de los modus operandi más excluyentes del país.

La gran excepción en el antitrujillismo beligerante entre los de primera se encontró en un grupo de notables, profesionales liberales e intelectuales, reconocidos como desafectos, entre quienes sobresalían José Augusto Puig, Pin Pelegrín, Germán Ornes, Rafael del Valle y Carlos Grisolía Poloney. Eran por igual de mentalidad conservadora, pero algunos como Puig trataban de estar en todas las conspiraciones. Este conglomerado de amigos ostentaba una suerte de representación virtual de la generalidad de la población, que no se expresaba, sobre todo de los círculos socialmente prestigiosos.

Se comprende que la base social activa del régimen fuera minúscula, compuesta esencialmente por burócratas de clase media, quienes tenían vedada la participación en los aludidos mecanismos de socialización. Eran unos cuantos carreristas que se tornaban fanáticos al haber accedido a una diputación o a puestos pobremente remunerados en la seccional de la Confederación de Trabajadores y otras agencias gubernamentales. Una parte de los integrantes de estos trujillistas provenían de la masa del pueblo, cuyos rangos mayoritarios son catalogados por los entrevistados como trujillistas, a causa de su ignorancia, con bastante más intensidad por ende en el campo que en la ciudad.

Esto último no tenía nada de raro en el país, aunque en verdad en Puerto Plata ofrecía connotaciones dignas de aclararse. En la ciudad, aunque la base de la oposición activa se hallaba en la precaria clase media, había sectores amplios de los trabajadores imbuidos del antitrujillismo, sobre todo los de cierta tradición urbana y con un mínimo grado de instrucción.

En el campo, aunque la inmensa mayoría se reconocía por la adherencia al régimen, los conspiradores siempre contaban con personas de confianza, ya que existían franjas de "desafectos", aun fueran reducidas. Según argumenta Samuel Arias, estos opositores pertenecían a estratos no muy desfavorecidos del campesinado, con un "concepto" que los diferenciaba de los pobres más típicos. Lo interesante es que, con todas las especificaciones de lugar, no eran raros los campesinos y otros pobres dispuestos a correr riesgos; la mayoría opositora, como es lógico, seguía paralizada por el miedo.

Capítulo II: protagonistas, preparativos y desenlace de las expediciones del 14 y 20 de junio del 1959

El 14 de Junio y Fidel Castro

Castro fue Presidente del Comité Dominicano de Solidaridad con Santo Domingo, en la Universidad de La Habana a finales de los años 40. Su actitud democrática y resuelta contra la dictadura trujillista se manifestó de manera militante. En 1947, Castro estuvo en la frustrada invasión de Cayo Confites.

Cuando trataron de dañar su imagen vinculándolo como amigo de Trujillo, Castro respondió con una carta en la revista Bohemia, dirigida por el periodista Miguel Ángel Quevedo, donde dijo textualmente:

“No puede el señor Salas Cañizares poner en tela de juicio mi firme convicción democrática ni mi inquebrantable lealtad a la causa del pueblo dominicano, Juan Rodríguez, Juan Bosch y todos los dirigentes dominicanos del exilio pueden dar fe de mis luchas en la universidad a favor de la democracia dominicana, de los tres meses que viví a la intemperie en un cayo arenoso, esperando la señal de partir, de las veces que dije presenta para combatir a Trujillo, ellos pueden hablar en mi lugar, ellos deben saber quiénes son sus verdaderos amigos y tienen derecho a estar mejor informados que nadie, sobre los meneos del dictador que oprime su patria. Mi actitud de cuando era estudiante es la actitud de siempre respecto a Trujillo… y si caemos como le dijo Martí, al ilustre dominicanos Francisco Henríquez y Carvajal, caeremos también por la libertad del pueblo dominicanos”.

Fidel y Enrique Jiménez Moya

El 7 de diciembre de 1958, Enrique Jiménez Moya, aprovecho un vuelo secreto y se traslado hacia la Sierra Maestra (Cuba). El pleno de la Unión Patriótica Dominicana había decidido enviarle una carta al Comandante Fidel Castro, con el dominicano. Esta casta histórica, cuando aun no se había decidido el final de la batalla revolucionaria que encabezaba Fidel, consistía en solicitarle que prestara su colaboración para el entrenamiento de una avanzada de combatientes dominicanos que más adelante, cuando triunfara la revolución cubana, pudiera iniciar la lucha armada contra Trujillo.

La carta está fechada en Caracas, Venezuela, el 23 de noviembre de 1958 y dirigida a Fidel, como Jefe Supremo de la revolución cubana, y dice:

“La Unión Patriótica Dominicana de Venezuela, de acuerdo con representantes del Movimiento 26 de Julio, ha dispuesto enviar ante usted al portador de esta carta, Sr. Enrique Jiménez Moya, para que, como delegado de esta organización, le exponga y coordine con usted nuestro proyecto de iniciar lo más pronto el entrenamiento y preparación en la Sierra Maestra de un reducido número de dominicanos, cuidadosamente seleccionados, a fin, de que puedan asumir sin pérdida de tiempo la dirección de la lucha revolucionaria dominicana tan pronto se resuelva favorablemente la situación en Cuba. Nuestro compatriota delegado será identificado por los militares del 26 de Julio, que lo acompañan, y la representación que le acordamos por medio de esta carta tendrá vigencia mientras o sea revocada en comunicación dirigida a usted por nuestra organización. Con votos fervientes por el más pronto y completo triunfo de la revolución cubana, lo saludan fraternalmente, Doctor Francisco Castellano, Cecilio Grullón, Reinaldo Santiago Pou y M. A. Gómez Rodríguez”.

Jiménez Moya entregó la carta, sostuvo una amplia conversación con Fidel, le hablo de su integración a la lucha de resistencia contra el dictador Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, su colaboración con Acción Democrática y con el Partido Comunista Venezolano, su integración a la Unión Patriótica Dominicana, y de cierta preparación militar. Se vivía en Sierra Maestra la ofensiva final contra la dictadura de Batista. Jiménez Moya se integro de inmediato a las columnas guerrilleras dirigidas por Fidel.

Sorprendió por su arrojo en los combates, su coraje, su disposición de ir al frente, en la vanguardia. Durante la batalla de Mafo Jiménez Moya demostró su valentía y compromiso, tanto así que Fidel confiesa haber conocido pocos hombres tan valientes como Enriquito. Desde el momento en que se produjo la batalla de Mafo quedo sellado el compromiso de Fidel con Enrique Jiménez Moya.

Fidel se hace acompañar de Enrique Jiménez Moya

El 23 de enero del 1959, Fidel Visita Venezuela, con la finalidad de agradecer al pueblo venezolano su solidaridad con la triunfante Revolución Cubana. Lo acompaña un sequito de comandantes, entre ellos Enrique Jiménez Moya. El pueblo venezolano se lanza a las calles a saludar al héroe barbudo de la Sierra Maestra. Se organiza una gigantesca manifestación en la Plaza del Silencio en Caracas, donde Fidel es el orador principal. En medio de la multitud vociferante, que pide a gritos, que el próximo en caer debe ser Trujillo, después de Batista, Fidel presenta, en un gesto conmovedor a Enrique Jiménez Moya, lo toca y lo coloca junto a él, proclamando su solidaridad con la causa democrática del pueblo dominicano y asegurando, que efectivamente, el próximo es Trujillo.

Los que se unieron y los que se opusieron a las Expediciones del 14 de Junio

Desde el exilio

La mayoría de las organizaciones de exiliados dominicanos decidieron unirse en el Congreso de constitución del Movimiento de Liberación Dominicana en el mes de marzo del 1959 y bajo un programa democrático de aspiraciones de cambios y transformaciones sociales.

Estas organizaciones fueron:

·         Unión Patriótica Dominicana, con sede en Caracas

·         Frente Unido Dominicano, con sede en Puerto Rico

·         Frente Independiente Democrático Dominicano, también de Caracas

·         Frente Unido Democrático, con sede en Nueva York

·         Partido Socialista Popular, de los comunistas dominicanos

Esta unidad para el combate dio paso a la creación del Movimiento de Liberación Dominicana (MLD), como sumatoria de las diversas organizaciones. La alta dirección del MLD estaba integrada por los doctores Juan Isidro Jiménez Grullón, Francisco Castellano y Francisco Canto, así como por Cecilio Grullón y Luis Aquiles Mejía. El MLD designo a Enrique Jiménez Moya como Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Dominicana.

Aprovechando la visita de Castro y su comitiva a Venezuela a finales del mes de enero de 1959, la alta dirección del Partido Revolucionario Dominicano, decidió solicitar una entrevista con el Comandante Enrique Jiménez Moya y sus asistentes, con la finalidad de coordinar un plan de lucha contra Trujillo.

La posición de Bosch

Jiménez Moya, junto con varios dirigentes del MLD, se reunió con Bosch en pos de unificar fuerzas.

Pero el planteamiento de Bosch era en el fondo una diferenciación ideología en relación con la dependencia o presencia política de los cubanos, ya sabía de la admiración de Castro por Jiménez Moya, y pretendía mantener su independencia de criterios, dentro de la unidad, o sea, combatir a Trujillo, dispara hacia el corazón de la tiranía, juntos pero separados en cuando al liderazgo y los objetivos futuros, por lo que el PRD no se ponía bajo el mando único de Jiménez Moya, como lo habían hecho las organizaciones del exilio.

Jiménez Moya le respondió a Bosch, de manera firme, que no creía en esa unidad de acción, sino en la unidad dentro de un solo frente, de una sola fuerza, golpeando a la tiranía bajo una sola línea de mando, garantía de coherencia y de victoria. En gran medida, Jiménez Moya estaba reflejando la reciente experiencia cubana, bajo el mando único de Fidel y la unidad alrededor de ese mando único.

Bosch reaccionó aireado y se retiró de la reunión, poniendo punto final al único intento de participación del PRD en la gesta del 14 de Junio de 1959.

Sin embargo, una docena de militantes del PRD, seccional de La Habana, se integraron por su cuenta a la expedición del 14 de Junio de 1959, encabezados por los hermanos Virgilio y Víctor Mainardi Reyna, su hijo Víctor Eligio Mainardi y Lucas Pichardo.

Desde adentro

Regalo de Reyes, 1959

Yuyo D´Alessandro era sobrino de Manolo Tavares Justo, nieto de la gobernadora Doña Isabelita Mayer, concuñado de Ramfis Trujillo, amigo intimo del Jefe de Estado Mayor de la Aviación Trujillista, General Fernando Sánchez.

Nadie podía imaginar jamás de que aquel 6 de enero de 1959, en la casa de Yuyo, rondara la idea de un movimiento conspirativo para derrocar a Trujillo.

Desde Cuba llegaban las historias. Fidel Castro había destruido la tiranía de Fulgencio Batista y estaba preparado para ayudar a los dominicanos.

Cuenta el ingeniero Leandro Guzmán que Minerva Mirabal dice, “pero si en Cuba la juventud se pudo organizar frente a un gobierno de fuerza para producir un movimiento de guerrillas que dio al traste con la dictadura de Batista, ¿Por qué en Santo Domingo, donde imperan las mismas condiciones no se hace igual?”

La idea del movimiento conspirativo fue recibida con alborozo y entusiasmo por los presentes en la reunión del 6 de enero del 1959.

Cuenta Yuyo que la muerte horrorosa a palos de un viejo hacendado de La Vega, que era cliente de la Agencia que él dirigía, a quien uno de los Trujillo mandó a asesinar por haberse resistido a sus abusos, le creó una gran conciencia de rechazo a los métodos represivos. Pero fue el triunfo de la Revolución Cubana lo que ilusiono a las juventudes como un rayo cegador de alboradas.

Oían emisoras extranjeras diariamente. Era una forma de conspirar. Sabían que se acercaba una invasión. Se oía en el horizonte. ¿Cómo participar de alguna manera en ella para combatir a la tiranía?

Los meses transcurrieron sin mayor novedad. Empezaron los contactos en el interior del país de manera cautelosa. Los primeros reclutados eran Niño Álvarez, el Dr. Abel Fernández Simó, Marcos Pérez Collado, Dulce Tejeda.

Sin embargo, ellos no tuvieron contacto directo con los expedicionarios que llegaron el 14 de Junio por las lomas de Constanza y el 20 de Junio del 1959 por las costas de Maimón y Estero Hondo.

Ausencia del MPD

El Movimiento Popular Dominicano, que había sido fundado en Cuba en el año 1956, bajo la dirección de Máximo López Molina, de tendencia socialista, no participó en las expediciones de junio. Esta pequeña y aguerrida organización antitrujillista sostuvo el criterio de que la lucha contra Trujillo había que desarrollarla dentro del país, que la liberación no podía llegar desde fuera sino desde dentro, corriendo todos los riesgos, debido a que el nivel de conciencia de las masas campesinas y trabajadoras era muy bajo y estaban bajo la influencia trujillista, lo que haría imposible la colaboración con los expedicionarios.

El MPD se asilo del gran movimiento armado del 14 de Junio, y siendo consecuente con su línea adoptada de lucha interna, inicio actividades opositoras públicas anti trujillistas, acogiéndose a supuestas garantías ofrecidas por el tirano ante la presión internacional contra su régimen. Su labor opositora concluyo en represión, muerte y desapariciones, en los meses de julio y agosto de 1960.

Adhesión de Puerto Plata

En Puerto Plata existían, como hemos visto, las condiciones para que, en el Movimiento 14 de Junio, se diera el caso límite de confluencia simultánea de trabajadores y campesinos junto a burgueses. Esto puede haberse debido a los efectos genéricos del prototipo cibaeño de conexión entre clases sociales, puesto que tendencias similares se encuentran por igual en Monte Cristi y Santiago, en cuanto a trabajadores, o en Moca y Salcedo, a campesinos. Pero debe agregarse como factor crucial la excepcional retroalimentación del espíritu opositor.

Ahora bien, aun en este panorama de oposición de espectro inusual, la formación del 14 de Junio correspondió a jóvenes de clase media, aunque había asimismo algunos de la burguesía. Los promotores se reconocían ante todo por pertenecer a familias irreductibles de enemigos. Era el caso de Fernando Cueto, hijo de Fernando Suárez, líder del Frente Interno, caído en combate como se ha visto. Por lo que refieren los testimonios de Cueto y Juan Carlos Morales, entre los promotores tempranos de lo que vendría a ser la seccional puertoplateña del 14 de Junio, aparte de ellos dos, sobresalieron Germán Silverio, Gerónimo Escaño y Odalís Cepeda.

Es presumible que ellos, que hasta entonces se limitaban a conversar, decidieran activarse a partir del triunfo de Castro en Cuba, tornándose junto a quienes los siguieron, como en todo el país, en partidarios del paradigma revolucionario. Empero, no incorporaban matices ideológicos definidos de ningún tipo. No se consideraban izquierdistas ni tenían noción alguna de marxismo o socialismo. Aspiraban a la caída de la dictadura y al establecimiento de un gobierno democrático, que de acuerdo a Juan Carlos Morales coadyuvara a mejorar la calidad de vida y a insuflar dignidad al pueblo.

En tal sentido, los entrevistados perciben retrospectivamente una sólida homogeneidad de su conglomerado. No se habían orientado hacia la izquierda pero tampoco tenían en su seno el equivalente de una oposición conservadora. En vida de Trujillo no se registró ningún debate político o ideológico intestino entre los puertoplateños.

En base al objetivo enunciado, a inicios de 1959, decidieron la creación de una organización dirigida a respaldar la previsible expedición. Para esto se pusieron de acuerdo fundamentalmente Silverio, Cueto y Morales, quienes tomaron las decisiones básicas incorporando a otras personas de confianza con las que venían conversando acerca de dicho propósito. Ante todo determinaron el material humano con el cual trabajarían, desechando la idea de conquistar a los notables, suponiendo que no aceptarían acompañarlos por considerarlos muchachos inexpertos. Adicionalmente, les interesaba en especial reclutar a quienes estuvieran en disposición de empuñar las armas al margen de ubicación social, nivel educativo o cualquier otro indicador, a no ser el de la edad: no debían ser maduros, pero tampoco demasiado jóvenes, ya que estos últimos podían cometer indiscreciones.

Antes de proceder a la formación de la organización, se constituyeron como comité de dirección, organismo en el cual integraron al doctor Antonio Vásquez y a Rafael Arzeno, dos de los pocos de mayor edad y de cierta prestancia social en el colectivo. No había jerarquías internas ni posiciones en dicho comité, aunque más adelante designaron a Silverio como "representante", ya que como universitario tenía mayor libertad de movimiento por el país, sin levantar sospechas. La incorporación de Vásquez y Arzeno no subsanó el hecho de que tuvieran un menor grado de involucramiento en las tareas prácticas, lo que no deja de constituir una señal sobre la fisonomía juvenil del colectivo.

En los primeros meses de 1959, a secuela de las iniciativas de este comité, quedaron estructurados varios grupos de acción de la organización clandestina. Se formaban por instancias del comité, el cual designaba al responsable y este entonces procedía a integrar a la gente de confianza, para en lo adelante operar con cierta autonomía. En esos meses quedaron formados los siguientes grupos:

·         El dirigido por Odalís Cepeda, que incluía trabajadores de la Chocolatera Industrial. Este grupo estaba considerado muy sólido y tenía asignada tareas de sabotaje.

·         El del Ingenio Monte Llano, cuyo responsable era Leonardo del Valle, químico en esa empresa. Del Valle es catalogado por sus compañeros como un sujeto de gran seriedad y fue ejecutado en El Nueve, antro de torturas.

·         El grupo de Sosúa, que tenía por coordinador al doctor Alejo Martínez, uno de los luchadores más firmes de la provincia. Se reunía donde Victoria Vda. Arzeno. Martínez fue asesinado en un incidente callejero durante la lucha contra los remanentes de la dictadura, a mediados de 1961.

·         El grupo de Imbert o Bajabonico, dirigido por el doctor Virgilio Reyes.

·         El de la zona baja de la ciudad, dirigido por Félix Lahoz, uno de los escasos integrantes del Frente Interno de los años cuarenta que se insertó en el 14 de Junio.

·         El colectivo de mujeres, bajo el control directo del comité y específicamente de Fernando Cueto. Tenían las damas por encomienda conseguir dinero y medicinas y confeccionar mochilas para la proyectada guerrilla. Se encontraban ahí, entre otras, Aída Arzeno, Ana Valverde Vda. Leroux, Argentina Capobianco, Italia Villalón, Elena Abreu, Carmen Jane Bogaert de Heinsen y Miriam Morales.

Más adelante, en la segunda mitad del año, se conformaron nuevos grupos, entre los que, aparentemente, sobresalieron tres, cuyas ubicaciones en parajes montañosos revelan la prioridad que se pasó a conceder a la guerrilla:

·         El de Yásica, dirigido por Jesús María Álvarez (Boyoyo), que tenía la encomienda de conseguir los contactos que permitieran el levantamiento guerrillero, por lo que constaba de campesinos.

·         El de Luperón, dirigido por un apellido Vargas, en que también había campesinos.

·         El grupo de El Mamey, también uno de los más sólidos, dirigido por unos mellizos primos de Luis Gómez.

El ideal era que cada grupo operase como una unidad operativa con fines insurreccionales. Por eso no debían ser muy pequeños ni muy grandes, esto último por el peligro del espionaje. Quizá el promedio de integrantes de cada grupo era de unos diez integrantes; no obstante no había un número fijo, ya que no respondían a una estructura al estilo de La Trinitaria, como pensaron los agentes del Servicio de Inteligencia Militar, que erradamente extrapolaron la directriz en otras organizaciones. No había un criterio organizativo definido, dada la inexperiencia, operando de acuerdo a la fuerza de la inercia y de las circunstancias momentáneas. El grupo era más bien una unidad de combate, que no se reunía en plenaria, a no ser raramente, y que dependía por completo de las orientaciones de los responsables o de dos o tres de los más constantes, al tiempo que estos se subordinaban por completo al comité.

Llama la atención que los grupos estuvieran localizados fuera de la ciudad, con excepción de los dirigidos por Cepeda y Lahoz y el de las mujeres. Se infiere de ahí que el resto de personas estaban relacionadas por vínculos personales, pues varios de los presos en enero de 1960 residían en la ciudad.

Logrado el nivel referido de organización, se plantearon los objetivos, destacándose una serie de acciones de sabotaje. Fue una preocupación constante proveerse de armas cortas, a fin de tener un medio de protección cuando se realizasen dichos operativos. Al efecto, algunos de los más beligerantes hicieron rudimentarios ejercicios de entrenamiento militar en una residencia suburbana; ahí se destacaba Gerónimo Escaño, ex-militar, de valentía a toda prueba y de gran disposición al combate, al grado que pereció en el levantamiento guerrillero de noviembre de 1963.

Con esos antecedentes, fue casi por ósmosis que el colectivo puertoplateño se sumó al resto del movimiento nacional en gestación, a partir del contacto establecido por Juanchi Moliné, nativo de la ciudad y amigo de varios de los miembros del comité. Tras un contacto preliminar, hacia el mes de septiembre, se determinó la visita a Puerto Plata de Manolo Tavárez, principal organizador a escala nacional, acompañado de Cayeyo Grisanty, coordinador de Santiago, y de Leandro Guzmán. Tras ello, se selló el acuerdo tomado en el comité de Puerto Plata de sumarse a los trabajos nacionales. Los contenidos políticos que fueron planteándose en lo adelante contribuyeron a solidificar esta integración, como la adopción del programa de los exilados del Movimiento de Liberación Dominicana.

El plan

El legendario comandante Camilo Cienfuegos fue designado por Fidel para dirigir todos los preparativos de parte te la revolución, en la coordinación de las acciones bélicas contra Trujillo. La presencia de Camilo en el Campamento de Mil Cumbre y en todo el proceso de preparación de las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo, demostraba el interés de Castro y el apoyo real a la empresa dominicana de liberación.

El plan orquestado por el alto mando militar de la guerrilla, Cienfuegos y algunos estrategas cubanos consistía en aprovechar el factor sorpresa, propinando tres golpes simultáneos obligando a la dispersión del poder de fuego trujillista.

La idea era hacerse fuerte en una franja de territorio para que de esta manera se pudiese recibir una nueva oleada de expedicionarios, en Cuba habían quedado más de un centenar en el campamento esperando el segundo embarque. El éxito requería de la sincronización de las operaciones aéreas y marítimas, pues los tres debían llegar el mismo 14 de Junio, a las montañas de Constanza y a las costas de Puerto Plata.

La estrategia era, una vez desembarcados los guerrilleros por la costa norte, por Maimón y Estero Hondo harían contactos a través de un movimiento envolvente de tenaza, que les permitiría establecer una cabeza de playa y adueñarse así de una parte de litoral que queda entre ambas poblaciones que es de unos 35 kilómetros. Una vez logrado esto podían ser dominadas las poblaciones de Luperón y La Isabela y posteriormente Puerto Plata, apoderándose de los montes circundantes y, en caso de contrariedad, poder internarse hacia las estribaciones de la cordillera Septentrional para iniciar la guerra de guerrillas si se veían acosados por la infantería trujillista.

En esta estrategia lo fundamental era crear una cabeza de playa, tener el control aunque fuera mínimo de una parte del territorio dominicano para lograr que la segunda repatriación de guerrilleros saliera de Cuba a reforzar la zona conquistada, y por otro lado, una vez en posesión de una franja territorial, Venezuela y Cuba aceptarían como valido el estado de beligerancia para el posterior reconocimiento de un gobierno provisional.

La beligerancia es el trámite anterior al reconocimiento de un gobierno en armas, y ello permite a otros gobiernos acudir en ayuda del Presidente provisional designado y se suministrarían pertrechos y todo tipo de ayuda. De ahí que se insistiera en que la ofensiva inicial debía estar encaminada a la captura y sostenimiento de los pueblos asentados en la costa de Puerto Plata.

La cita con la historia, 14 de Junio de 1959

El comandante Cienfuegos despidió personalmente a cada uno de los expedicionarios en la Bahía de Nipe, en la provincia de Oriente, Cuba, la tarde del 13 de Junio de 1959, cuando abordaban las lanchas Timina y Carmen Elsa, incluso filmó las escenas de despedida de los mártires, entre exclamaciones de guerra y victoria sobre el tirano Trujillo.

El grupo expedicionario aéreo fue despedido por el capitán Manuel Rojo del Río, argentino de confianza de Camilo. A poca distancia de los lugares de salida de los guerrilleros, el comandante Raúl Castro esperaba informaciones sobre la salida de los combatientes para reportarla directamente a Fidel.

El domingo 14 de Junio de 1959, aterrizó en la pequeña pista de Constanza, donde había un puesto militar, un avión disfrazado con las insignias y los colores que identificaban a la Aviación Militar Dominicana, proveniente de Cuba con 56 combatientes, comandados por el Comandante Jiménez Moya, asistido por el Comandante cubano Delio Gómez Ochoa, héroe de la Sierra Maestra quien lucho junto a Fidel. El capitán del avión era el venezolano Julio César Rodríguez y el capitán dominicano Juan de Dios Ventura Simó, este último, quien apenas, varias semanas antes, el 30 de abril de 1959, había desertado, procurando asilo en Puerto Rico y denunciando a la dictadura trujillista.

La madrugada del 15 de Junio de 1959 Fidel llamó a Juan Isidro Jiménez para informarle el éxito del desembarco aéreo, Camilo y sus ayudantes llegaron a La Habana a las dos de la madrugada, para darle la buena noticia, ya que el avión que trasladó a los expedicionarios había regresado, relatando el piloto, las incidencias del aterrizaje.

El 20 de junio de 1959 desembarcaron en Estero Hondo y Maimón, en l, dos lanchas marítimas, la Carmen Elsa con 99 combatientes y la Timina con 67. Estos desembarcos debieron producirse simultáneos o previos a la llegada del avión que descendió en el poblado montañoso de Constanza. Errores y sabotaje impidieron que las naves fueran puntuales, estando incluso a la deriva en mar abierto por algunos días, evitando que la fuerza militar de Trujillo se dispersara, y pudiendo este, concentrar todo el fuego de su artillería aérea y desplazamiento de infantería, contra los combatientes que iniciaban la guerra de liberación en las escarpadas montañas de la imponente cordillera central.

El auxilio de las tres fragatas cubanas salvó del naufragio a la lancha Timina, rescatándola de alta mar y remolcándola hasta la isla Gran Inagua. Los combatientes estaban en una situación deplorable, mareados, enfermos, hambrientos, deshidratados. Las autoridades cubanas le indicaron que tenían órdenes de retornarlos hasta Cuba para su restablecimiento, pues en esas condiciones no debían proseguir hasta su objetivo militar. Veintiún combatientes, en las peores condiciones, fueron pasados de la Carmen Elsa a la fragata cubana José Martí.

Todos los otros combatientes, a pesar de la situación física deprimente que tenían, se negaron a retornar a Cuba. Los combatientes dominicanos informaron a los cubanos que habían detectado sabotaje y acusaron a “el griego”, un lobo de mar, apellidado Belelis, quien era el encargado del timón de la nave, de haber navegado en círculos, impidiendo que la lancha llegara el mismo 14 de Junio a las costas dominicanas, así como de haber roto el timón y lanzado al mar las reservas de combustible. El griego fue retornado a Cuba con los combatientes dominicanos, por órdenes del Comandante José Horacio Rodríguez. El griego fue ejecutado por traidor.

En el caso de la Timina, no hubo sabotaje ni mal tiempo, sino sentido de prudencia y cumplimiento estricto de las órdenes recibidas: no desembarcar si no veía la nave principal que era la Carmen Elsa.

Lo cierto es que de haber desembarcado ambas lanchas tal y como se había diseñado el factor sorpresa habría sido una victoria inicial sobre las huestes del tirano, tal y como ocurrió con el desembarco aéreo de Constanza, ya que la idea era que ambos desembarcos marítimos cortaran en forma de triangulo una franja territorial liberada, con la finalidad de hacerse fuertes con operaciones de guerra que posibilitaran la creación de un Gobierno provisional en armas, el cual sería presidido por el Dr. Juan Isidro Jiménez Grullón.

La decisión de ir a Santo Domingo de todas maneras, tomada por los Comandantes Rafael Campos y José Horacio, de Timina y Carmen Elsa, desoyendo las casi órdenes, dadas por los oficiales cubanos de las fragatas, de retornar a Cuba, ante el hecho cierto de que el factor sorpresa se había perdido, de que Trujillo tenia las informaciones del desembarco marítimo, al apresar a varios expedicionarios de Constanza, convirtió la llegada de los combatientes en una matanza que tiñó las aguas de Estero Hondo y las primeras estribaciones y lomas aledañas a la costa de Maimón. Nunca se sabrá en toda su dimensión el sacrificio de estos mártires en aras de un ideal, la fuerza de un sentimiento de solidaridad con quienes se batían a muerte en las montañas de Constanza, viniendo en uno de los actos más conmovedores de la historia dominicana, a morir con ellos en ofrenda de amor y coraje.

Ramfis ordena a Yuyo fusilar héroes de Junio

Desconociendo toda regla y sentimientos humanos, las convenciones de prisioneros de Ginebra, la dictadura masacró a los expedicionarios de Junio de 1959.

Fusilados, torturados, exprimidos sus genitales, arrojados a perros amaestrados y hambrientos, los mártires afrontaron la muerte con valor estoico y espartano.

Los crímenes cometidos en la Base Aérea de San Isidro por Ramfis Trujillo y sus secuaces no tienen paragón en la historia dominicana.

Lanzados desde helicópteros o aviones en marcha, golpeados hasta la inconsciencia, aquellos hombres infinitamente superiores a sus captores, se crecieron ante el pelotón de fusilamiento, que Ramfis hizo funcionar cerca de la pista de aviones.

Uno de los caprichos de Ramfis, para comprometer a sus amigos y relacionados, era obligarlos a fusilar a los héroes de junio.

En esos fusilamientos masivos, Ramfis puso a hombres buenos y cristianos a cometer tropelías y a matar expedicionarios.

Llamado a la Base Aérea, Yuyo D´Alessandro fue invitado por Ramfis a descargar una pistola 45 sobre tres mártires, que colocados ante su presencia, exhibían sus carnes podridas, convertidos en guiñapos humanos.

Yuyo cuenta: “-le dije a Ramfis que no sabía disparar, que no era militar, que era cristiano y que este era un problema militar y no de civiles, que por otra parte apoyábamos en cuerpo y alma la Era de su papá. No puedo olvidar y hay testigos vivos, cuando Ramfis pronunció, dando sobre una mesa, entonces nosotros somos asesinos, eh, pendejo-“.

Yuyo se alejo parsimoniosamente mientras Ramfis continuaba su cacería de héroes ante la mirada atónita de oficiales y clases de Aviación Militar. El general Tunty Sánchez acompañó a Yuyo hasta las afueras de la Base Aérea. Cuenta Yuyo que años después muchos de aquellos hombres obligados a matar sin alternativa a los héroes de Junio, se encontraban con él y lo abrazaban fuertemente sin decir palabras, como queriendo significar el abismo y la tragedia de aquellos días.

Por supuesto que Ramfis no sospechaba jamás, ni remotamente, que aquel hombre, que se había negado a matar, era opositor de su padre. Menos sospechaba que aquella escena no hacía otra cosa que fortalecer la convicción de luchar, con todas sus fuerzas, por el derrocamiento del régimen criminal de Trujillo.

Los mártires no pronunciaron palabras de clemencia. No pidieron perdón. En sus muertes heroicas, de pie, crecieron con la Patria entera.

Fidel habla sobre las expediciones

En la única ocasión que lo ha hecho, julio de 1959, con tres periodistas norteamericanos, a quienes confesó que su gobierno había planeado el intento, cuidadosamente con tres grupos y con los mejores hombres y bien armados.

También dijo que no entendía cómo habían sido derrotados los expedicionarios, aun cuando estaba seguro de que algunos habían huido hacia las montañas para seguir luchando contra Trujillo.

Agregó que si se confirmaba el dato de que había focos guerrilleros sobrevivientes en las montañas de Santo Domingo, luchando contra Trujillo, que lograran estabilizarse, el pensaría la posibilidad de ir a unirse a los combatientes dominicanos, por cuanto estaba convencido de que los compañeros dominicanos necesitaban de un liderazgo decisivo e inspirador.

Esta entrevista fue extraoficial y se considera una de las pocas veces en las que Fidel ha admitido explícitamente haber brindado ayuda militar y política a guerrilleros de otros países.

Capítulo III: consecuencias y logros de las expediciones

Ejemplo de Junio de 1959 despertó conciencias

Derrotados militarmente por fuerzas superiores, los combatientes de Junio de 1959 sembraron con su ejemplo la fuerza de la lucha antitrujillista a niveles insospechados. Los débiles contactos conspirativos que habían nacido el 6 de Enero de 1959, en la casa de Guido D´Alessandro, empezaron a reactivarse.

Los mensajes antitrujillistas, enviados al exilio, a través de pilotos de la Compañía Dominicana de Aviación, involucrados en el Movimiento se intensificaron.

Al Movimiento Conspirativo aún sin nombre, se integra el ingeniero Carlos Sully Bonelly, figura destacada de la Era, y persona leal a la dictadura hasta entonces.

Se integra uno de los jóvenes más valiosos de la sociedad dominicana, el pintor Rafael Faxas Canto, Pipe, quien era ampliamente conocido en los círculos capitaleños, gozando de mucha penetración en diferentes sectores sociales, y quien poseía en aquella época un gran desarrollo político e ideológico.

Ingresa al Movimiento la persona clave desde el punto de vista organizativo y político, el abogado Luis Gómez.

El 14 y 20 de junio de 1959, nuestro país fue estremecido por los desembarcos aéreos y marítimos de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

Trujillo ahogó en sangre aquella resistencia valiente que se inmoló por la libertad. Pero se trató de una victoria pírrica, basada en la superioridad de las tropas militares de la dictadura, ya que al poco tiempo, surgió como consecuencia de ese sacrificio y en homenaje a los valientes caídos, el Movimiento Clandestino 14 de Junio, la única conspiración contra Trujillo, que tuvo alcance nacional, donde lo más granado de la juventud dominicana cerró filas para enfrentar la dictadura.

El Movimiento 14 de Junio al ser develado fue sometido a una cruel represión, lo que obligó a la Iglesia Católica a producir la ruptura con el trujillismo, a través de la Pastoral del 25 de enero de 1960, leída en todas las parroquias del país, una semana después. Trujillo reaccionó desatando una campaña feroz de descrédito y persecución contra los prelados.

El asesinato de las hermanas Mirabal como secuela monstruosa del ensañamiento contra el Movimiento 14 de junio, provocó una indignación popular e influyó en los tiranicidas del 30 de mayo de 1961.

 La influencia del I4 de Junio es determinante en el desenlace de la lucha final contra la tiranía, su sacrificio fue un aldabonazo en la conciencia nacional, un despertar, un testimonio del valor y la decisión de echar abajo la poderosa dictadura que parecía invencible.

Muchos de los guerrilleros fueron apresados con vida, siendo sometidos éstos a las más crueles torturas y al asesinato masivo, sin que ninguno de los mártires pidiera clemencia, manteniendo la dignidad y el sentido del decoro, así como la idea de que era inevitable el surgimiento de la libertad.

América toda vivía la epopeya de la Sierra Maestra y el triunfo del comandante Fidel Castro, desatándose un fervor libertario que insuflaba esperanza en un destino trascendente para los pueblos.

El hijo mayor del tirano, dirigió personalmente las ejecuciones pretendiendo afianzar el terror cuando las condiciones históricas habían empezado a cambiar y se advertía que el modelo social y económico trujillista estaba agotado y nuevas fuerzas sociales pugnaban por un sistema diferente de amplias reformas y transformaciones.

El miedo y el control despótico de la conducta y vida social de los ciudadanos se habían convertido en obstáculos para el desarrollo humano, el tirano no respetaba ningún valor, ningún postulado ético, y todo era avasallado por su fuerza totalitaria.

La gesta del 14 de Junio de 1959, adquiere proyecciones fundacionales en la visión de la libertad, constituye un punto de referencia histórica, para dejar atrás el terror de Estado y la negación de los derechos y libertades.

El Movimiento Clandestino 14 de Junio fue la continuación histórica de Constanza, Maimón y Estero Hondo, bajo un sentido de pureza y decoro, por la materialización de los objetivos de libertad y transformaciones sociales. La Agrupación Política 14 de Junio, encarnó esas ideas de lucha y resistencia en una etapa legal y pública, donde rápidamente ganaron espacio sus proclamas y el contenido viril de sus propuestas revolucionarias.

Conclusiones

1. Tiranía trujillista

Rafael Leónidas Trujillo llegó al poder en 1930, luego de participar en el golpe de estado a Horacio Vásquez -llevado a cabo por el movimiento cívico-militar del 23 de febrero-, y de ser elegido presidente en un irregular certamen electoral celebrado con un candidato único, una "nueva" y parcializada Junta Central Electoral, una amedrentada población votante y un 45 % de abstención. Desde el inicio estableció un pleno control político y militar del país, ensañándose contra los partidos de oposición.

Su propósito era convertirse, junto a los suyos, en el grupo de mayor poder político y económico del país. No escatimó esfuerzos en acudir al engaño y el soborno, al robo y la expropiación, a la persecución y el terror, al encarcelamiento y el asesinato contra todo aquel que interfiriese contra sus ambiciosos planes de ser el dueño absoluto de la Nación. Bajo su férula, reinó la megalomanía del tirano y el monopolio económico personal que desarrolló amparándose en el gobierno e imponiendo medidas despóticas de evidente corte caudillista y totalitario.

En definitiva, Trujillo se constituyó en un tirano que humilló y avasalló la dignidad de los dominicanos, al imponer un régimen que suprimió todo vestigio de libertad y democracia. Desarrolló un gobierno de corte nacionalista, que simulaba fortalecer las instituciones estatales y el orden público, mientras realmente mutilaba toda expresión de Justicia y Estado de Derecho.

Varias generaciones de dominicanos habían nacido bajo la forma de gobierno de Trujillo (1930- 1961) y para la gran mayoría de la población era el único sistema que conocía. Los viajes al exterior era algo reservado a las familias más influyentes y económicamente más acomodadas. Los grupos sociales de nivel medio y bajo estaban excluidos de estas oportunidades.

La dictadura, desde los primeros días dirigió su accionar a controlar los medios de comunicación y de expresión, o cualquier forma de influir sobre la población. Los diarios nacionales, las revistas, los espectáculos, los libros, la pintura, la escultura, el canto popular y hasta la brujería fueron objetivos para usarse.

Los diarios y revistas fueron dominados rápidamente al ahogarlos económicamente y entonces se crearon los nuevos al servicio del sistema. Las librerías fueron controladas y únicamente se importaban las publicaciones aceptadas y censuradas. El canto popular debía centrarse en lo que era de interés para el dictador o en el romance, lo mismo que la pintura, la escultura y el cine. Formas de expresión popular como el carnaval y la brujería, también siguieron el mismo derrotero.

Las aduanas establecieron un registro minucioso de bultos y maletas de todos los que viajaban al exterior, aún cuando fueran los más allegados al régimen y al dictador, para controlar el ingreso de cualquier material que pudiera estimular una forma de pensamiento ligeramente desafecta al régimen.

Además, como las ondas de radio traspasaban la frontera, el régimen instaló transmisores de gran potencia que operaban en la misma frecuencia que muchas emisoras que utilizaban los exiliados que hacían programas contra la dictadura. Con los transmisores locales encendidos en la misma frecuencia se impedía que estas informaciones y comentarios llegaran a la población.

2. Acciones inmortales

El Movimiento de Liberación Dominicana (MLD) fue la culminación integracionista de esfuerzos antitrujillistas que hasta marzo de 1959 estuvieron dispersos. Formó al mismo tiempo su división armada llamada Ejército de Liberación Dominicana y definió un programa o doctrina política y socioeconómica inspirada en el sistema de la democracia. Con la milicia y el ideario, el MLD Emprendió la Expedición del 14 de junio.

El Ejército LD recibió apoyo del gobierno de Fidel Castro, quien tenía apenas 5 meses como primer ministro de Cuba y del gobierno de Venezuela.

En Rancho Mil Cumbres, Pinar del Río, Cuba, se entrenaron 335 hombres de diferentes nacionalidades, los cuales vinieron en la Expedición. Otro grupo que no llegó a desembarcar, se entrenaba en «Madruga», provincia de La Habana.

La mayoría de los restos de estos prohombres reposan en el Monumento a los Héroes de Junio, en la Feria, muy cercano al edificio de La Suprema Corte de Justicia. De los sobrevivientes aún están con nosotros los dominicanos Poncio Pou Saleta, Mayobanex Vargas y el cubano Delio Gómez Ochoa.

Algunos precedentes de la expedición constituyen detalles muy importantes que marcaron la vida política del país a partir del 1959. El MLD contactó a otros movimientos antitrujillistas que operaron internamente en la República Dominicana. Sin embargo, las principales organizaciones políticas dominicanas en el extranjero fueron recelosas de esta empresa político-militar. En consecuencia, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y su líder Juan Bosch; el Movimiento Popular Dominicano (MPD), y su líder Máximo López Molina; el Partido Vanguardia Revolucionaria Dominicana (VRD), y su líder Horacio Julio Ornes Coiscou, no sólo no apoyaron al MLD, sino que supuestamente, algunos de sus miembros filtraron informaciones a los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Trujillo. Eso permitiría a la Dictadura una prevención adecuada ante la eventualidad de una expedición militar en su contra.

El 14 de junio de 1959, cuando la tarde caía, aterrizó en Constanza, el avión Curtis C-46, que trajo al país el primer grupo de 54 expedicionarios que tenían el propósito de llevar a cabo una lucha armada para acabar con la dictadura de Trujillo y formar un Gobierno democrático.

En el grupo estaba el adolescente Pablo Mirabal, quien logró entrar al avión sin que lo vieran antes del despegue. El muchacho había sido abandonado por su madre y Delio Gómez Ochoa lo acogió como su hijastro.

A los expedicionarios se unirían otros grupos de guerrilleros que desembarcaron el día 20 de junio de 1959, por Maimón y Estero Hondo, en la provincia Puerto Plata.

El avión capitaneado por el piloto venezolano Julio César Rodríguez, había salido de la provincia de Holguín, Cuba. La instrucción de la ruta la daba el piloto dominicano Juan de Dios Ventura Simón.

Los expedicionarios recibieron entrenamientos militares en el campamento de “Mil Cumbres”, situado en un valle de la “Sierra de los Órganos”, en la parte occidental de Cuba. Recibieron apoyo del naciente Gobierno de la Revolución que encabezaba Fidel Castro.

Entre los expedicionarios había un grupo que se había unido a la lucha al viajar de Venezuela a Cuba.  Se trata de 6 venezolanos, 2 españoles y 27 dominicanos.

El periodista Juan Delancer, en su libro “desembarco de la Gloria”, cuya primera edición publicó en 1980, incluye la versión de que “El propio Fidel Castro encomendó la coordinación de la base guerrillera al comandante Camilo Cienfuegos, cuyo entusiasmo, dedicación y solidaridad con el proyecto expedicionario era comparable a la de los organizadores”.

En el momento que fueron descubiertos por los militares que prestaban servicios en Constanza, quienes de inmediato abrieron fuego contra el avión y los expedicionarios, los combatientes de junio repelieron el ataque y se internaron en las montañas de Constanza.

En tanto, el avión piloteado por el venezolano Julio César Rodríguez, logró despegar desafiando las ráfagas de los militares y retornar aterrizar  en Santiago de Cuba.

Rápidamente los expedicionarios se dividieron en dos frentes, uno comandado por el líder de la expedición de junio de 1959, Enrique Jiménez Moya y otro por el cubano Delio Gómez Ochoa, un veterano de la guerrilla de Sierra Maestra que dirigió Fidel Castro.

Uno de los sobrevivientes de la gesta del 14 de junio de 1959, Poncio Pou Saleta, en su libro “En Busca de la Libertad”, editado por Impresora Lozano, de Santo Domingo, en julio de 1998, dice que al tocar tierra de Constanza, la primera operación consistió en abrir fuego contra los soldados que se encontraban en guardia en la pequeña pista de aterrizaje, lo que permitió al grupo adentrarse en las espesas montañas, en la misma medida en que se constituía la primera victoria frente al Ejército Nacional.

Poncio Pou Saleta precisa que tanto pronto descendieron del avión se desplazaron en formación de despliegue para internarse y tomar la montaña en diferentes direcciones, pero anota que no tuvieron en cuenta que con esa táctica, y por la misma irregularidad topográfica del terreno, se distanciarían significativamente unos de otros.

Poncio Pou relata su primer percance la misma noche del 14 de junio, cuando cayó en la poza de un canal de riego, lo que duplicó el peso de su mochila. Recuerda que fue ayudado a salir del agua por un compañero que se sentía disgustado porque el fusil Fal no le funcionaba adecuadamente y lo usó para que él se agarrara y pudiera salir del agua.

Poncio Pou Saleta precisa que así fue como quedaron divididos en dos grupos que jamás hicieron contactos entre sí.

Un grupo de 20 guerrilleros lo comandaba Delio Gómez Ochoa y otro de 34, comandado por Enrique Jiménez Moya.

Poncio Pou Saleta precisa que del grupo de Enrique Jiménez Moya, nunca se supo con certeza si sufrió otras divisiones, pero piensa que sí por los relatos de campesinos que se encontraron con guerrilleros en lugares distintos.

En opinión de Poncio Pou Saleta, la división fue un factor determinante en la derrota militar de los expedicionarios, y se debió a que durante el entrenamiento no se tomaron en cuenta una serie de factores, tales como el conocimiento del área y un método planificado de avanzar hacia las montañas, que garantizara la cercanía necesaria entre cada uno de los guerrilleros.

3. Principio del fin

No deja de asombrar y conmover el gesto de los expedicionarios del 14 de junio, su vocación patriótica, su desprendimiento, su voluntad democrática basada en el “Programa Mínimo” que garantizaba conquistas sociales y las libertades públicas cuando un agente de Trujillo infiltrado entre los héroes de junio, saboteó una de las lanchas, la Carmen Elsa, manteniéndola a la deriva en el mar e impidiendo que se concretara el factor sorpresa, que era básico para garantizar la victoria, los cubanos de las Fragatas José Martí y Máximo Gómez, que la habían socorrido en alta mar y la repararon en la isla de la Gran Enagua, les dijeron que ya Trujillo los estaba esperando, estaba al tanto de todo y debían desistir, señalando los expedicionarios, que irían de toda manera a Santo Domingo, ya que el dictador estaba aniquilando a los que habían llegado por Constanza, y ellos no podían renunciar a la solidaridad y al combate por la libertad.

El desembarco del domingo 14 de junio de 1959 dejó ver la fisura de lo que parecía un bloque monolítico. Hizo pensar a una nueva generación de dominicanos que existía un mundo más allá de nuestras fronteras y costas y comenzó un interés peculiar sobre cuanto ocurría en Cuba tras el ascenso de Fidel Castro.

Trujillo atacaba con todos sus cañones a Castro por radio y televisión y en la población surgió el interés por establecer ¿cuál era el motivo de ese temor? A finales de ese año surgió un movimiento interno que adoptó como nombre 14 de Junio, en recordación del grupo que sacrificó sus vidas para hacer retornar la libertad a los dominicanos.

Como los expedicionarios sabían que se jugaban la vida. Gran parte de ellos la perdió, entre ellos las hermanas Mirabal. Finalmente este grupo fue detectado por el SIM y sus miembros apresados. La cantidad de detenidos, varios miles, asustó al régimen y prendió entre los más allegados al sistema el temor y a entender que el fin de aquel régimen de 30 años estaba cerca.

Cuando en enero del 1960 fue liberada una parte de los presos del movimiento 14 de Junio, ya la dictadura estaba herida de muerte. Los expedicionarios del 14 de junio de 1959 ganaron esa batalla que vinieron a dar en estas tierras. Hoy vive entre los dominicanos Delio Gómez Ochoa.

Rendir homenaje a los mártires de la raza inmortal del 14 de junio de 1959, es rendir tributo también a sus continuadores, Manolo Tavárez Justo y quienes junto a él, lucharon y murieron por una Patria libre y por una sociedad justa. Eran seres especiales, escogidos, llamados a desempeñar papeles estelares en la consecución de nobles ideales. Loor a sus memorias de adalides de la libertad, próceres nacionales en un vértigo de sangre, amor y sacrificio.

 

Referencias

1.         Cassá, R. (1999). Los orígenes del movimiento 14 de Junio: la izquierda dominicana I. Santo Domingo: Editora Universitaria-UASD.

2.         Crassweller, R. (1968). Trujillo: la trágica aventura del poder personal. España: Editorial Bruguera.

3.         Cuello H., J. (1983). ¿Qué era la resistencia antitrujillista interna a la hora de la invasión de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el 14 de junio de 1959?. Santo Domingo: Fundación Testimonio / Taller.

4.         Espinal, F. (1984). Perredeísmo, catorcismo y constitucionalidad. Santo Domingo: Impresora Vidal.

5.         Guzmán R., L. (1998). 1J4 de espigas y de fuegos: aportes para la memoria. Santo Domingo: Editora de Colores.

6.         Lugo Lovatón, R. (1953). Periódicos dominicanos en el Archivo General de la Nación. Ciudad Trujillo: Editora Montalvo. 

7.         Mejía, F. (1995). Viacrucis de un pueblo: relato sinóptico de la tragedia dominicana bajo la férula de Trujillo. (3ª ed.). Santo Domingo: Sociedad Dominicana de Bibliófilos.

8.         Moya Pons, Frank. (2008). La Otra Historia Dominicana. Santo Domingo. Editora Búho.

9.         Moya Pons, Frank. (1981). Manual de Historia Dominicana. Barcelona, España. Universidad Católica Madre y Maestra.

10.       Rafúl, T. (1983). Movimiento 14 de junio: historia y documentos. Santo Domingo: Alfa & Omega.

11.       “Expedición del 14 de junio inició triunfo lucha antitrujillista”. En http://www.listindiario.com/app/article.aspx?id=16633

12.       “Llega el primer grupo de los héroes del 14 de junio de 1959 con el propósito de acabar con la dictadura de Trujillo”. 14 de Junio de 2007. En http://www.diariodominicano.com/n.php?id=13972

13.       “Expedición del 14 y 20 de Junio de 1959”. En: http://www.museodelaresistencia.org/resistencia/1951-1960/expedicion_del_59.htm




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